Pues tenía pensado hablar de GIT o de GraphQL, para tocar algo práctico y de suma utilidad, pero este post al final será algo más vital. Y cuando digo vital, me refiero a inherente a la vida, puesto que equivocarse y tener errores es lo más normal del mundo.
Y es por algo vivido en primera persona y hace unos días por lo que el sistema de control de versiones más popular y el lenguaje de consulta para APIs tendrán que esperar a siguientes entradas (os prometo que intentaré que sean más frecuentes).
Sin entrar en detalles de lo sucedido, lo resumiré rápidamente: me metí en un jardín yo solito que no tenía salida. Y lo hice pensando que, además de encontrar la salida, lo haría victorioso. El problema (como casi siempre): la fecha de entrega. Me ofrecí a realizar un esfuerzo adicional al de mi jornada habitual para enmendar mi metedura de pata, pero al final no fue necesario.
“¿Y por qué nos cuentas tu vida?”, os preguntaréis. Simplemente es una manera de introducir el tema de hoy y la pregunta que os hago: ¿se os permite tener errores en el trabajo?. Y es que creo que es importante destacar la naturaleza de la labor de programar (que es a lo que nos dedicamos) antes de contestar a esta pregunta. A mi parecer, es bastante distinto poner una pegatina en una esquina en -n- cajas (sin desmerecer el esfuerzo y tedio sufrido del que se dedique a ello), que tener que crear algo que realice cierta cosa (que sí, que todos hacemos copy-paste, pero a veces toca pensar un poco).
Creo que hay trabajos que deben estimar el error, el fallo, el tiempo que alguien dedica a probar algo, desechar ideas y patrones… hasta que da con la manera correcta.
No es un error “final”, sino algo que ha sucedido durante el proceso. Por eso hay que matizar esto: lo que defiendo es muy lógico en un entorno de desarrollo, pero cuando la cosa pasa a producción, los errores tienen un potencial destructivo mayor: quizá solo salga un título más pequeño de lo esperado, pero también puede no funcionar nada. Ahí, los errores ya no son tan perdonables, pero claro, estamos hablando de un error que todos han pasado por alto, no es un fallo individual que podamos traducir en bronca, amonestación, despido…
Si no se te permite el más mínimo error, quizás tu proyecto no esté siendo bien gestionado. Si se te permiten muchos, quizás seas tú el problema.
¡Hasta la semana que viene!